“Yo no digo nada que luego todo se sabe. Organizaré una misa bonita, sí, sí”.
Con su humor, su carácter despistado y su cercanía, este párroco se ha ganado el corazón de los habitantes del valle. Entre sermón y sermón alivia la tensión con alguna anécdota. Es el mentor de Alodia y quizás una de las mayores estrellas del pueblo, aunque no brille por su osadía y sentido del deber.